Los voluntarios de Animal Aid Unlimited se propusieron tratar a un perro que estaba inmóvil y sufría dolor debido a una pata gravemente herida. La incapacidad de su hermano para jugar persistía y su madre se sentía cada vez más ansiosa.
Recogieron con cautela al joven cachorro, que estaba aterrorizado pero requería atención de inmediato, y lo llevaron de regreso al hospital para una evaluación adicional. Fue valiente allí y parece comprender que solo intentaban ayudar.
Durante su rehabilitación, el simpático chico recibió analgésicos y nutrición, ¡y conoció a muchos nuevos amigos! Pero algo muy crucial faltaba en su vida…
Animal Aid lo cuidaría hasta que su extremidad se recuperara, pero nunca volvería a ser el mismo sin su familia. Así que se lo enviaron para que lo completaran, ¡y esperen hasta ver a Jimmi después de un mes en casa con su madre y su hermana!
Su familia humana se apresuró y con mucho cuidado examinaron la pierna herida de Rusty. Era evidente que Rusty necesitaba atención médica, por lo que lo llevaron con cuidado al interior, dejando a Buster mirando con ojos preocupados.
Mientras el veterinario atendía la lesión de Rusty, Buster siguió siendo una presencia leal y reconfortante al lado de su hermano, ofreciéndole un amable recordatorio de que el vínculo de hermandad se extendía más allá de los momentos de juego. Fue un testimonio de la profunda conexión entre estos dos perros, una conexión que trascendió los meros juegos y lesiones, un vínculo que perduraría, más fuerte que nunca, una vez que Rusty hubiera sanado.