Dos compasivos voluntarios de Diazozo Animal Rescue (DAR) estaban entregando sustento a animales callejeros en un pueblo cuando se encontraron con una escena desgarradora. Descansando sobre la hierba había un perro, su condición era lamentable y angustiosa. La profundidad de su sufrimiento era evidente: apenas podía moverse y, sorprendentemente, uno de sus ojos había sufrido una lesión brutal, un acto deliberado de crueldad. Los voluntarios estaban horrorizados: ¿cómo podía alguien infligir intencionadamente tal dolor a un animal inocente?
A pesar de su agonía, los voluntarios cargaron con cuidado a la perra en su camioneta, profundamente afectados por su angustia. Su ojo estaba más allá de la salvación, y las lesiones adicionales, como una cuerda apretada alrededor de su pecho y una fractura de mandíbula, insinuaban un daño deliberado. Era evidente que esto no fue un accidente: alguien había lastimado intencionalmente a este perro.
La odisea de Honey persistió mientras hacía la transición a un centro de rehabilitación y luego a un hogar de acogida. Su narración tocó los corazones de una familia solidaria, que inmediatamente quedó cautivada por su espíritu valiente. La adoptaron, otorgándole un nuevo nombre y un hogar acogedor donde podría prosperar.