Pero, ¿qué provoca el vuelco de estas imponentes masas de hielo? Comprender este proceso requiere profundizar en la naturaleza de los icebergs.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, los icebergs son enormes fragmentos de hielo que se desprenden de los glaciares o de las plataformas de hielo y flotan en aguas abiertas. A pesar de existir en agua salada del océano, los icebergs se originan en agua dulce debido a las nevadas. Sin embargo, deben cumplir criterios específicos para ser categorizados como icebergs.
Las secciones superiores de los icebergs deben extenderse más de 16 pies sobre el nivel del mar, con un espesor que oscila entre 98 y 164 pies, cubriendo un área de al menos 5,382 pies cuadrados. Cualquier cosa más pequeña se denomina “bergy bit” o “growler”. Los trozos de Bergy suelen constituir fragmentos de hielo de tamaño mediano a grande, con alturas que superan los 3 pies sobre el nivel del mar y ocupan un área de aproximadamente 1,076 a 3,229 pies cuadrados. Los fragmentos más pequeños se consideran gruñidores y, por lo general, se asemejan al tamaño de un automóvil o autobús.
Debido a que la mayor parte de la masa de un iceberg reside debajo de la superficie del agua, la estabilidad se mantiene ya que la gravedad mantiene sumergida la mayor parte. El principal riesgo de que un iceberg se vuelque es durante su formación. Cuando un iceberg se desprende de un glaciar y entra al agua, su forma irregular lo vuelve muy inestable. La gravedad le impulsa a empujar la mayor parte de su peso debajo de la superficie, lo que le permite flotar en una posición estable.
Un vídeo que muestra este proceso muestra un iceberg volcando y posteriormente asentándose en una posición estable después de redistribuir su peso. Grabadas en el lago Jökulsárlón de Islandia, conocido por los icebergs que se separan del glaciar Breiðamerkurjökull, las imágenes capturan la naturaleza cautivadora pero peligrosa de este fenómeno.
Si bien ser testigo de tales acontecimientos es impresionante, también conlleva peligros inherentes. Los icebergs más pequeños pueden representar amenazas mínimas, pero los más grandes pueden provocar tsunamis o terremotos.
Actualmente, el iceberg más grande del mundo es el Iceberg A-76, que se ha separado de la plataforma de hielo Ronne en la Antártida. Cubriendo un área de aproximadamente 4.320 kilómetros cuadrados, superando ligeramente el tamaño de la Mallorca española, el impacto potencial de un objeto tan colosal es inquietante.
A través de experimentos en la Universidad de Chicago, los científicos han cuantificado que los icebergs que vuelcan pueden liberar energía comparable a algunos de los sucesos más destructivos del planeta, similar a una bomba atómica. Las consecuencias pueden incluir provocar tsunamis o terremotos si el evento ocurre lo suficientemente cerca de tierra firme.
Sin embargo, el peligro asociado con los icebergs va más allá de su volteo; Considere el trágico destino del Titanic en 1912. Una sección submarina de un iceberg rozó el transatlántico británico durante unos siete segundos, lo que provocó su hundimiento en las traicioneras aguas de Iceberg Alley.
Para mitigar los accidentes provocados por los icebergs, se creó la Patrulla Internacional del Hielo. Esta organización identifica y rastrea activamente los icebergs al tiempo que advierte a los barcos sobre peligros potenciales.